Muchas personas tienen la errónea idea de que con su negocio de mercadeo en red o con cualquier tipo de emprendimiento que tengan las cosas deben darse rápidamente. La gente quiere el éxito rápido y muchas veces no están dispuestos a pagar el precio de tener éxito. En palabras más concretas, podríamos decir que la gente realmente no quiere tener éxito, solo quieren que el dinero y el éxito les caigan del cielo. Es la cruda realidad y hay que decirlo. Todos en algún momento hemos caído en esta tentación, la de esperar que las cosas buenas nos lleguen en un abrir y cerrar de ojos.
Sin embargo, el líder y emprendedor de la industria, Iván Tapia nos invita a pensar de un modo diferente. En una reciente publicación de su perfil en Instagram compartió sus pensamientos al respecto.
Iván nos dice que no deberíamos conformarnos con los resultados rápidos ni con las cosas que llegan rápido, fundamentalmente porque aquello que suele llegar rápido muy pocas veces es algo que realmente valga la pena.
Piensa por ejemplo en cuánto se demora la fabricación de un Rolls Royce personalizado. Puede tardar hasta ocho meses antes de que salga de la fábrica. En contraste, miremos cuánto tiempo se demora la producción de un auto típico de Toyota… Este último toma en promedio unos diez días en ser producido, es algo realmente rápido y lo único que necesitas tener en tus manos para tener el coche es el dinero, el auto no reclama de ti la paciencia que sí reclama un Rolls Royce.
Así que si quieres cosas que valgan la pena debes estar dispuesto a esperar y pagar el precio. ¿Quieres un Rolls Royce? Bueno, no solo debes tener el dinero en tu bolsillo, sino que además debes estar dispuesto a esperar ocho meses hasta que el auto salga de la línea de ensamblaje. ¿Quieres un ingreso de seis o siete cifras? Pues entonces debes estar dispuesto a trabajar durante largas horas, y varios meses, incluso años, antes de que puedas ver esos ingresos.
Las cosas buenas generalmente son así, tardan en llegar y requieren de nosotros el trabajo correspondiente. La pregunta que nos queda después de todo esto es: ¿Estamos dispuestos a pagar el precio del éxito? ¿Estamos dispuestos a esperar? La respuesta que des a estas preguntas determinará el nivel de éxito que alcances en tu negocio.